Predicadora: Blanca Roldan
Marzo 7 2020
Lucas 4,1-2
Vs.2 «Jesús, lleno del Espíritu Santo, se volvió del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto. Allí tuvo cuarenta días, y fue tentado por el diablo. Como no comió nada en aquellos días, al cabo de ellos sintió hambre.»
Los evangelios de los domingos de Cuaresma, nos presenta a Cristo como protagonista. Él se retira al desierto para orar, se transfigura en la montaña, encuentra a la Samaritana y la salva, le presentan al ciego de nacimiento y lo cura, llora la muerte del amigo Lázaro y lo resucita.
Jesús dueño de la historia de este paso cuaresmal, cumple su camino hacia la pascua, de manera consciente, con el propósito de que “…iba a morir por la nación- Y no solo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.”, como lo dice la Palabra de Dios en Juan 11, 51b-52.
Este camino cuaresmal en Cristo, es un camino abierto a la participación, que llevan a cumplir el itinerario de la reconciliación y rehacer el camino de la Fe Bautismal. Es tiempo para vivir la conversión, pero sabiendo que esta metanoia, conversión radical de mentalidad, es siempre un confrontarse con Cristo. En lo evangelio de la tercera, cuarta y quinta del domingo de tiempo cuaresmal, aparece siempre Cristo con su Palabra reveladora: “Yo soy” nos invita a confrontarnos con Cristo: “Yo soy el que esta contigo”; Yo soy la luz del mundo; Yo soy la resurrección y la vida. Este gran yo soy nos da un sentido de dejarnos mirar en nuestro interior el camino que debemos recorrer, siendo reflejos de Cristo de su Salvación. Es así como la iglesia se compromete a vivir tres dimensiones de vida evangélica:
1). Un camino de fe más consciente. Este tiempo nos invita a revivir con intensidad la dimensión bautismal que es un itinerario de escucha constante
a. Revivir con intensidad la dimensión bautismal: Escucha constante de la palabra de Dios, con el cual el cristiano está siempre comprometido en una constante conversión. Crecer en la fidelidad al Señor.
b. Hacer parte de mi vida la palabra “Conviértanse y crean en el evangelio (Mc 1,15), Convertirse, para la Iglesia, significa medirse con Cristo, la Palabra del Padre. Bajar la guardia, ser humildes y reconocer que aún nos falta purificar nuestras vidas.
2). Un camino de Fe en una escucha más asidua de la Palabra de Dios. El camino de Fe hacia la Pascua ha de ser acompañado con la Palabra dada para este tiempo:
a. La lucha en el desierto de Jesús contra Satanás: Mateo 4, 1-11. Después de luchar, dirige su mirada hacia Jerusalén y elige el camino a la Cruz y la resurrección. El pecado es la tentación de no actuar como hijos de Dios. La tentación de no obedecer la Palabra y no responder a los mandatos de Dios. Satanás significa: El que pone obstáculos. Jesús vence los obstáculos en la obediencia y humildad.
Podríamos preguntarnos: De que vivo, aquello que no es Palabra de Dios? Que hago para evitar el conflicto? Cómo evito ser vulnerable en mi vida? En tiempos de dificultad o depresión, me acuerdo de buscar ayuda, consuelo en la Palabra de Dios? Trato con violencia de cambiar a los demás para satisfacer mis necesidades? Doy culto a los criterios del mundo y no a Dios?
b. Jesús Transfigurado. Mateo 17,1-9
Jesús se revela como el ungido, el elegido por el Padre. Tomamos parte de la revelación a la resurrección, es un relato de gloria anterior a la experiencia de Jesús en la Cruz. Es un recordar de los duros trabajos, los sufrimientos y la realidad de la muerte de Jesús que está atada a la realidad de la resurrección. Dios revela a Jesús en este episodio, del que son testigos Pedro, Santiago y Juan. Ellos ven a Jesús en esa gloria, tan radiante como la luz, junto a Moisés y a Elías. Pedro quiere permanecer en ese momento en ese lugar y no afrontar la promesa de la Cruz, el sufrimiento y la muerte. En realidad no cree en el futuro. Quiere permanecer en el presente, construir tiendas y monumentos. Pero en el caminar hay una voz que señala el camino de la esperanza y la promesa, el camino de la obediencia y la adoración: “Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadle”. A nadie más que está asociado a él? La ley, los profetas, su vida, su muerte y su resurrección son el RESULTADO DE SU CONFIANZA Y FE EN DIOS, Y DE SU OBEDIENCIA. La transfiguración es la gloria de Dios que brilla a través del cuerpo de Jesús, a quien debemos escuchar, acoger y vivir. Este es un puente que cruzamos para encontrarnos con Dios cara a cara.
c. El relato de Jesús y la Samaritana:
Juan 4, 5-42 Es una camino para reconocer el gran “Yo soy que nos habla y nos permite confesar nuestra condición de pecado” Junto al pozo Jesús confiesa que lo que le sostiene es la voluntad de Dios, Las aguas del Espíritu son derramadas en nuestros corazones, llevando a otros hasta Jesús. La samaritana es ejemplo de encuentro con Jesús y el Espíritu, para confesar una condición pecadora, llegar a una conciencia plena de quién es Jesús y por tanto de quién es Dios verdadero lo que profesamos en el credo. Al reconocer a Jesús dejamos el cántaro en el pozo y bebemos de la fuente de vida que no nos permite tener más sed. Que nos permite vivir de esa fuente? El confesar que somos pecadores y creyentes en Jesús, para convertir a los nuestros, a los demás proclamando la buena noticia de Jesús. Esta conversión lleva a una inmersión más profunda en las aguas de la vida en el bautismo. Esta es la iniciación de la vida en el Espíritu. Recogemos la cosecha que se ha sembrado en el corazón de los hombres a través de la proclamación de la Palabra.
d. El relato sobre la curación del ciego de nacimiento: Juan 9,1-41. Es un camino para conocer el gran “Yo soy la luz del mundo”. Somos llamados a revelar la justicia y la verdad al mundo. Debemos dar a conocer la realidad del bien y el mal, sufrimiento, rechazo de nuestras familias, amigos, vecinos, líderes y el mundo; persecuciones. Somos hijos de la luz, debemos ver lo que otros no ven en su ceguera. Podemos ser ciegos en nuestro pecado y estar expectante como los fariseos y los escribas que conocían al ciego de nacimiento y estaban esperando a ver que sucedía con el ciego y Jesús. O podemos ser curados y recibir la vista, la intuición, la fe, la presencia y el conocimiento de Dios. Esto implica obediencia y después de esta decisión puede ver. Es aquí cuando empieza los cambios radicales del ciego. Es de anotar que el sufrimiento no es resultado del pecado, sino el lugar donde se puede revelar la gloria de Dios y donde la obra de Jesús se puede mostrar con claridad.
e. La resurrección de Lázaro: Juan 11, 1-45. Es un camino para reconocer “Yo Soy la resurrección y la vida. La muerte no es el fin de la vida sino el paso para llegar a la vida de plenitud. Lázaro es el preludio de la muerte y resurrección de Jesús que a través de su sacrificio nos da una entrada a una vida que no se agota y todos podemos contemplar el rostro de Dios. Hay situaciones de muerte que no me permite contemplar este camino de plenitud, de salvación. Marta dice a Jesús. “Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días” Jesús dice a Martha, si crees veras la gloria de Dios. Los demás quitan la losa. Jesús ora en voz alta para que todos puedan saber lo que esta haciendo y de donde viene su poder: de Dios, que lo envió a traer vida y destruir la muerte. JESUS HA SIDO ENVIADO PARA SACAR VIDA DE LA MUERTE Y RESURECCION DE LA DESESPERACION. La declaración de Jesús a Marta: “Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá: y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. Confiamos en Dios en todo momento? A veces la muerte de los más cercanos pone a prueba nuestra fe, al mismo tiempo que nos alienta.
3. Una oración más intensa.
El Cristo orante que se nos presenta es la oración personalizada a partir de la palabra escuchada. Jesús vive así su misterio pascual. Y la Iglesia es llamada a una oración más intensa, en este desierto en el que, como en la experiencia del pueblo de Israel, de los profetas y de Jesús, la oración puede ser lucha (ascesis-purificación), pero puede ser también experiencia de gloria (mística-iluminación). Siempre comunión con Dios.
CONCLUSION
* El Espíritu Santo nos permite recorrer el camino de Jesús hacia la Pascua siendo conscientes de la fe, Donde Cristo es el revelador de la misma, a través de la escucha de la Palabra de Dios, que nos permite medirnos con Cristo en la Conversión y creencia en evangelio.
* El Espíritu Santo nos permite escuchar asiduamente la Palabra de Dios. Es en el desierto que el pueblo de Dios recibe la ley, en el monte durante Cuarenta días Jesús vence con la palabra de Dios y demuestra que la palabra que sale de la boca de Dios es el verdadero alimento del creyente. En la Transfiguración se oye la voz del Padre que revela su Palabra: «Escúchenlo». En la samaritana, sacia la sed de la samaritana, aparece como sediento en la Cruz y es fuente de la vida nueva del Espíritu de la Pascua. Con el ciego de nacimiento, Jesús da la luz al ciego de nacimiento, se mantiene sobre la Cruz como uno que no ve pero permanece para siempre iluminador luz del mundo. El que resucita a Lázaro acepta sumergirse en la muerte y en el sepulcro, pero se convierte en vida y resurrección para todos.
* El Espíritu Santo nos permite una oración más intensa. Durante el tiempo de la oración y de la escucha de la Palabra, la Iglesia está bajo la fuerza del Espíritu Santo.
EL ESPIIRITU DIVINO QUIEN DIRIGE A LA IGLESIA HACIA LA PASCUA